25.9.11

Actualizaciones fuera de tiempo

---
Existe una presión sobre-ambiental (no sé como explicarlo, sin utilizar la mítica palabra alemana "zeitgeitst") para la renovación que me parece esconde un ámbito de desecho.

Estamos tan preocupados por renovar, que todo nos parece desechable: "utilice una vez y tírelo a la basura". Recuerdo un trasto de cerámica con unas flores azules en el exterior, había pertenecido a mi abuela, a mi madre y no me pertenecerá a mí porque mi madre lo tiró a la basura.

"Necesitamos espacio para las cosas nuevas".

En el periférico de San Luis Potosí veo levantarse vecindarios enteros de casas blancas con enormes vitrales. Casas modernas, minimalistas, llenas de luz y todas exactamente iguales una a otra. Como ordenadores portáliles de Mac. Llenas de estilo, de superficies limpias, con trazos brillantes, sin atisbo de personalidad.

Mi vecindario preferido en Monterrey es la Colonia María Luisa. Cada casa diferente, cada casa llena de personalidad caprichosa, de ventanales amplios, jardines exhuberantes o rodeada de cemento. Sí, todas siguen un estilo, pero todas son diferentes. En los vecindarios de hoy no. No hay espacio para lo personal, porque siempre tenemos que estarnos renovando y esta renovación constante nos hace olvidarnos de quienes somos, nos impide definir una personalidad propia porque mañana tendremos que haber desechado lo que hoy dijimos que somos para dar paso a lo más nuevo. Renovarse o morir, nos gritan los anuncios de celulares, de automóviles, de casas, de vecindarios, pero no dejan un espacio para vivir.

Renovarse no es necesariamente vivir. No es disfrutar ni siquiera esa laptop nueva que adquiriste, porque compraste una Core i3 y mañana sale la i9. Cambias a Windows 7 y ya hay una versión 8. Ni siquiera el mundo del software libre está excento de la dinámica que nos demanda desechar lo anterior: cada tres meses sale un nuevo release.

Todos nos embarcamos en la búsqueda de lo moderno, de lo nuevo, nadie quiere ser su aburrido yo todos los días. Nos demandamos nuevas emociones sin preguntarnos si es lo que queremos vivir. Sólo sabemos que no queremos quedarnos atrás.

Ya no decidimos cambiar para alcanzar algo. Cambiamos por cambiar y hemos hecho del cambio, de la inconstancia nuestro modo de vida.

Por los siglos de los siglos. Amén.

No hay comentarios: