A esta actitud rebuscada y enfermiza, mucha gente que jamás ha estado enamorada podría denominarla enfermizamente como "madura" y "civilizada". Pero seamos honestos señores: el amor no es un sentimiento maduro y civilizado. El amor es una obsesión enfermiza, codependiente, basada en la premisa de que nuestra vida es mejor porque el otro está en ella y porque el otro existe y porque el otro y el otro y el otro.
Así que el bato dice "voy al table" y la morrita dice "disfrútalo". Posteriormente, se pone sola en su cuarto a imaginar que ahí, él va a estar en la presencia de mil mujeres hermosas, que ya ebrio quizá se acerque a una de ellas, que ella va a tener un doctorado en alguna ciencia imposible como digamos... física... pero se dedica a esto porque alguna razón plausible y el bato se enamora perdidamente de ella, abandona a la morrita y cuando la morrita llega a discutirle su falta de lealtad y desamor, él tranquilamente le va a espetar: "pero tú me dijiste que podía ir".
O bien...
El bato dice "voy al table" y la morrita dice "disfrútalo". Posteriormente, el bato en el table, ve a todas las bailarinas y sólo puede pensar en lo poco que le importa a su morrita que él esté con otras mujeres, que seguramente ese desinterés no es sino una genuina falta de amor, de cariño, o un signo innegable de su infidelidad. Que seguramente ella está perdidamente enamorada de otro, y que si un día le reclama su falta de lealtad y desamor, ella tranquilamente le va a espetar: "pero tú me dijiste que querías ir al table a ver a otras mujeres, señal de que yo no te importo".
Y entonces sí, está padre sentirse el Juan Camaney del Amor y pretender que todos somos maduros y sofisticados, pero la verdad es que no lo somos. Quisiéramos serlo, pero al final del día somos los niñitos asustados del primer día de escuela que necesitan saber con quien van a pasar el recreo. Tenemos miedo de que nos lastimen, de que nos abandonen, de que nos engañen. Pero como nos gusta fingir, caemos en mil y un actitudes pendejas (y disculpen, pero no hay otra palabra), para que el otro crea que es la gran cosa estar con nosotros y que no, para nada somos celosos, o inseguros o tenemos miedo. Cuando quizá, lo que yo quisiera es un mundo la morrita diga "sí, ve, te diviertes... pero regresa conmigo". Donde el bato diga "voy al table" y agregue "¿me das permiso?", no porque lo necesite, sino porque le importa tu pequeña opinión al respecto.
2 comentarios:
Es que a todos se les volvió una costumbre querer parecer lo que no se es, como siempre amo tus post
un abrazo
Yo le diria a mi morrita: "Hazme un teibol"
ella:"Claro que no pervertido"
yo: "Ton's voy al teibol"
ella: "Llevame contigo"
yo: "Pa'que quieres ir?"
ella: "Quiero aprender"
yo: "Pervertida!!"
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