22.2.10

En el jardín de los cerezos, cortaste niña aquella flor

En la medida de lo posible trato de ceñir mi experiencia cinematográfica a las comedias románticas y películas de fantasía en las que todo termina bien. Soy fan de los finales felices, de las sonrisas al final, del happily ever after.

No obstante, también sé reconocer cuando una película merece la pena, más allá de mi preferencia personal.

Las Flores del Cerezo (2009), producción alemana de la directora Doris Dörrie, cue
nta una historia simple. El esposo de Trudi tiene cáncer terminal, a pesar de que come una manzana todos los días y de que trata de llevar una vida saludable. Trudi, dedicada a ser ama de casa y conocedora de ésta noticia trata de hacer un último viaje con su esposo.

Contraria a mi costumbre de decir todo lo que pasa en la película les recomiendo mucho verla. Van a llorar, se van a sentir mal, o tal vez no.
Es una reflexión bastante cruda de la fugacidad de la vida y de quienes llegamos a ser ante aquellos que amamos. Me encantó. Me hizo recordar un libro de Milán Kundera en que describe como la vida de los padres de Agness en "La Inmortalidad" era un círculo, una sinfonía que repetía el mismo tema. La vida de Trudi, una mujer que al mismo tiempo que era feliz vivía con una parte de sí misma enjaulada, se cierra en el círculo. Y su esposo, la busca en los lugares en los que nunca la conoció.

Y luego está por supuesto "The Lovely Bones" que tampoco es la fábula de
final feliz que todos esperamos, pero al menos la premisa es honesta: Susy Salmon fue asesinada y decide quedarse en un punto intermedio para vigilar el mundo sin ella, el mundo en el que han quedado su familia y su asesino.

La narrativa de Peter Jackson es maravillosa. Yo no leí la novela de Alice Sebold, pero estoy tratando de conseguirla.

Sin perder ritmo en escenas inútiles, la película no tiene (a mi juicio) un minuto de desperdicio. Las imágenes del cielo personal de Susy Salmon, confeccionadas a partir de objetos significativos, así como el inconcebible dolor por el que atraviesan todos los personajes, confeccionan una historia cuyo tejido es sutil y frágil sin llegar a los excesos de la cursilería. Las emociones que la pantalla muestra en cada uno de los personajes se acompañan de una cinematografía impecable.

Mi escena favorita es el naufragio de los barcos que Susy y su papá construían: visualmente la escena está muy bien lograda y resulta conmovedora.

Lo que me queda de las dos películas es, finalmente una reflexión personalísima: aún cuando una muerte suponga una separación definitiva de aquellos a quienes amamos, su sombra permanece.

2 comentarios:

Blue4 dijo...

Lovely Bones me gustó mucho, la escena de los barcos también fue la que más me impactó, pero me hizo falta más saña para quien la merecía.

Unknown dijo...

Blue:

Estoy leyendo el libro. Me encanta lo que llevo. Si hay un buen castigo para el villano, prometo hacértelo saber.