Mi festividad favorita es sin duda el día de muertos. Sí, el "día de muertos" no el Halloween, y mucho menos, la Navidad. Me gustan muchísimo los altares, las calaveritas, el significado, e inclusive los panteones llenos de gente.
Mi segunda festividad favorita es el año nuevo y como ene mil personas en todo el mundo, tengo mis ritos privados de comienzo de año que van desde lo más clásico, como hacer un recuento mental del año que termina y una lista breve de lo que espero conseguir en el que comienza.
El 2009 fue para mí un año de "consolidación", no hubo cambios en mi vida: tuve el mismo trabajo, viví en la misma ciudad y me relacioné con las mismas personas que en 2008. En sí, nada cambió y no obstante me siento una persona bastante diferente de la que empezó el año. Durante el 2008 volví a terapia: esta psicóloga está empeñada en hacerme ver que son mis percepciones las que me afectan y nada más. Y me cambié de casa. Y cambié de carro. Pero son cambios de cosas y no de situación.
Internamente me hice altamente intolerable a la gente infeliz. De repente llegué al punto del hartazgo vital y me cansé de estar escuchando a gente que se queja para sufrir. Uno puede quejarse por deporte, para reírse un rato, para evitar envidias, para entender que no todo en la vida tiene la obligación de ser perfecto o por que así es uno. Quejarse para sufrir, para demostrarle al mundo que eres un pobre diablo: apesta. El mundo ya sabe que no vales tres pesos, sufres porque quieres y la verdad, a nadie le importa que tu herida de amor sea la más grande y purulenta.
Me cansé un poco de la actitud intelectual región cuatro de todos aquellos que critican lo criticable: el sistema político vigente, la distribución de la riqueza, la contaminación... desde un iPhone, mientras twittean bien pedos como evadir una alcoholímetro.
El 2009 fue el año que descubrí que detesto a los chillones y a los inchoerentes. Quizá, porque yo soy así.
Para el 2010 no tengo grandes planes. Quiero conservar a los amigos que tengo, aprender a distinguir a aquellos que no lo son, a fin de no invertir plata, tiempo y esfuerzos en comprender a gente que está jodida porque quiere estarlo.
Mis propósitos como cada año, son más bien de tipo motivacional y poco presumibles: ver Blade Runner, terminar de leer Mundo Disco y los quinientos libros de la colección victoriana que compré en la pasada feria del libro de mi pueblo, leer y leer y leer y escribir. Dejar de reírme cuando la gente me dice que escribe y yo los imagino en una mesa soleda junto a un violetero, escribiendo poemas eróticos versión PG-13.
No quiero ser mejor hija, empleada o amiga. Quiero encontrar el punto exacto donde pueda seguir siendo el imperfecto ser humano que soy y encuentre comprensión por parte de mi madre, jefe y amigos. Finalmente, no puede uno siempre estar complaciendo a otros.
Esta fue la década en que empecé a fumar y dejé de hacerlo. En que empecé a tomar como cosaco ruso y dejé de hacerlo.
Ya quiero ver que pendejadas supremas me esperan en los siguientes diez años. I'm excited.
2 comentarios:
Ver Blade Runner es uno de los mejores propósitos de año nuevo que he escuchado. Muy loable. ;)
Suerte el año próximo.
Un lector silencioso pero asiduo
Gracias Angel.
Alfaguara sacó una edición de libros en los que se han basado películas románticas: Memorias de un Geisha, El Paciente Inglés y muchas novelas de Jean Austen y las hermanas Brönte. Costaban 50 pesos y me compré seis.
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