18.12.09

De la navidad, las vacaciones y el fin del mundo

En el 2006 vivía en Monterrey. La premisa entre mis fellow coworkers era repetir la consigna perdedora de "a vender y emigrar porque el Peje va a ganar". Se rumoraba que sería horrible que ganara Andrés Manuel López Obrador, o cómo a ellos les gustaba llamarlo peyorativamente: "el mesías tropical".

Traigo a cuento el dicho electorero de tres pesos porque se acerca la navidad y el fin de año y las posaditas y todo aquello que conmueve nuestros consumistas corazones y nos hace creer que sí, somos buenas personas, y sí, merecemos el cariño de los demás.

Bueno, pues no. No lo somos. No porque pongamos un arbolito en nuestras casas, o decidamos llenar de nochebuenas toda superficie plana en el hogar. La mayor parte del año estamos movidos única y exclusivamente por nuestro egoísmo y la excepción, no es necesariamente la navidad.

Ayer fui al cine a ver "Avatar" la esperada película del "director de Titanic". Desde que vi que la anunciaban así, tuve mis dudas, pero confieso que me dejé llegar por el hype "internetil" y entonces dije "yo quiero ver Avatar" y allá fuimos. Ayer también, fue un día pésimo en el trabajo, no necesariamente porque me haya ido especialmente mal, sino porque de continuo me topo con que creo más en la gente de lo estrictamente necesario. Y creer en gente que es motivada por su egoísmo (igual que yo), resulta casi siempre en decepciones innecesarias, pero dolorosas, vergonzantes, etcétera, etcétera. En cualquier caso, mi disposición para "disfrutar" era poca.

Cuando yo voy al cine, voy al cine a meter la nariz en lo que no me importa. Por lo tanto, ir al cine cuando uno se siente pésimo es un arma de doble filo. Te vuelve más crítico. Y porque nadie lo pidió y no hay trabajo pendiente en la oficina: mi reseña de "Avatar".

(Aplausos del público... err, del único lector del blog, bueno, sin aplausos).

Con temor a arriesgarme, les sugiero que vayan a verla en 3D, porque si en 3D no resultó la gran experiencia que todos esperábamos, en cine normal sería menos que decepcionante y pirata u online, serían las peores opciones posibles para verla.

Antes de que me fusilen: la historia es buena, los efectos son impresionantes y la musicalización a mí gusto impecable (sí, incluso con la canción de Leona Lewis que al menos yo salí jurando que era "My Heart Will Go On" de Celine Dion, pero que IMDB me hizo favor de aclararme que no, que se oía igual, pero no era la misma).

El problema es que debieron anunciarla como "El director de Titanic hace un remake de Danza con Lobos". Por fortuna las nuevas generaciones (sic), ya no se acuerdan de Danza con Lobos, ni de Kevin Costner, y pueden muy felizmente disfrutarla sin sentir que le están tomando el pelo: otra vez los güeritos imperialistas, otra vez el infiltrado que se vuelve parte de la tribu y toma mujer local, etcétera.

Inclusive en parte de la música pensé que estaba viendo "La Misión", y confieso, que me emocioné un poco.

A mí, empieza a molestarme esa dicotomía de "la máquina" contra "la naturaleza", siendo el bien todo lo que es natural, y mejor y más divertido y la máquina la destructora representación de nuestro sistema capitalista. El mundo no es tan simple, así que constantemente me "salía" de la historia: cae en lugares comunes, predecibles y la película, para lo que es, es larga como la cuaresma.

Y mal de males: algunas secuencias de acción son demasiado rápidas y parece que se pixelean. El horror. Es cierto, el ojo humano es incapaz de captar muchas pequeñas sutilezas, pero si los movimientos se ven plastificados, al más puro del King Kong de los 30's, pues mejor omitir esas tomas, hay MILES de millones de tomas más que pudieron haber hecho. No dudo que con la capacidad de dirección de James Cameron, se habrían podido idear mil tomas diferentes y mejores.

¿Me gustó? Sí. ¿Es de mis películas favoritas del año? No. Aunque tampoco tuve muchas películas favoritas en el año, la mejor a mi gusto sigue siendo Star Trek. ¿Les digo que vayan a verla? Sí, vale la pena por los efectos, véanla en 3D y un día que estén de buenas.

Hasta aquí mi reseña.

Y no tendré vacaciones, y en parte está bien, porque ni quería. No tengo las más absolutas ganas de hacer nada, ni de solucionar el mundo y usaré todo ingreso plausible y acumulado para abonarle a la deuda enorme que tengo, y me compraré un chocolate y ya. El mundo que gire. Más bien, no tengo ánimos de viajar, al único lugar de la tierra que me gustaría ir sería a Disneyland, lo confieso, pero odio las aglomeraciones, lo que descarta el DF. Pero necesito descansar, aún y cuando tenga que hacer guardia en la oficina, quiero levantarme tarde, ver mucha televisión y no andar manejando, preocupada por el itinerario del día siguiente o por la reservación del hotel.

Y se acaba la década. Y que bueno. En los dos siguientes años seguramente vamos a ver un resurgimiento de la charlatanería similar al vivido en 1999 cuando el mundo se iba a terminar. ¿Saben qué? El mundo es demasiado grande para que se acabe sólo porque nosotros estamos llevando una cuenta que es artificial y poco tiene que ver con el planeta. Así que déjense de tarugadas y sigan matándose en accidentes de tráfico por conducir ebrios, gracias a los imbéciles que publican donde está el alcoholímetro. Felices fiestas.

2 comentarios:

Unknown dijo...

No la he visto, pero trataré de conseguirla. Gracias =)

Blue4 dijo...

Coincido, sí aplaudí.