21.9.09

The Reader, Il Mostro

Como en mi vida no pasa nada interesante, me pongo a mirar las vidas de los demás. Lo que deriva en leer muchos libros (y blogs, sobre todo blogs) y ver películas.

En algún punto de mi vida establecí que ODIO las películas sobre la segunda guerra mundial, estoy harta de judíos buenos muriendo a manos de alemanes malvados. Porque en el cine todos los judíos son buenos y todos los alemanes son malos. Y de nuevo, nadie me advirtió que la película era sobre nazis.

Y como siempre, a mí me dicen "ve esto" y corro a verlo. Lo que ha degenerado en episodios irrisorios y bastantes derrames de bilis, como cuando me dijeron que "La Vida es Bella" es una gran película y yo terminé convencida de que la vida no sólo era bella, sino que había que organizar un suicidio colectivo ipso-facto.

Total que "The Reader" o como su excelentemente traducido título lo indica "Una Pasión Secreta" es una película de nazis. Corrijo, de seis nazis. Corrijo, de una nazi. De una judía buena y una alemana malvada. Corrijo: de una judía sedienta de venganza y una alemana ignorante. Corrijo: de un niño de 15 años que se involucra con una mujer mucho mayor que él, quedando trastornado de por vida, incapaz de sostener relaciones sentimentales satisfactorias con mujeres.

Si sigue leyendo y no ha visto la película, se le va a "spoilear" la película. Abandone el blog de inmediato.

"The Reader" es la historia de una mujer a la que le gustan las historias, pero no sabe leer. Avergonzada por este hecho, se gana la vida desempeñando diversos trabajos con diligencia. Es tan responsable que la promueven, pero incapacitada por su ignorancia y queriendo ocultar la misma, decide renunciar y buscar un nuevo trabajo. Es así como se une a las SS como guardia en el campo de concentración de Auschwitz. Al término de la guerra se ve envuelta en un juicio donde una sobreviviente de los campos la reconoce como una de sus carceleras y la acusa de seleccionar cada semana a 10 mujeres para enviarlas a su muerte y de dejar que 300 mujeres mueran encerradas en una iglesia durante un bombardeo.

Hasta aquí nuestra alemana cumple fielmente con el papel de mala. Pero ella sólo cumplía un trabajo. Existe la atenuante en alguna parte de la película en que todos comprendemos que en realidad ella no decidió sola el dejar morir a las 300 mujeres, es más, que ni siquiera sabe leer y que quizá no comprende el alcance de sus actos.

En una de las escenas finales descubrimos que no hay nada más falso. No existe atenuantes, todos sabemos lo que hacemos, conocemos las consecuencias. Pero no es maldad, es una indiferencia ante un mundo que de todas formas no tiene un lugar para nosotros. Las interpretaciones que se puedan dar a nuestros actos a partir de los hechos son meramente circunstanciales. Por lo demás, sólo uno conoce sus propias motivaciones.

"Aprendí a leer" es la declaración que da la acusada al terminar su condena. Uno no aprende nada, porque sabes de antemano lo que estás haciendo. Un retrato humano de la desesperanza, de la indiferencia y del sentimiento más inútil y humano de todos: la vergüenza.

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Y el sábado vi "Il Mostro", película de Roberto Benigni, viejísima, sobre un perdedor total que por sus excentricidades es confundido con un asesino en serie.

Nuevamente vemos a un individuo sin lugar en la sociedad, a quien se le imputan interpretaciones varias sobre acciones que tienen orígenes completamente circunstanciales (muchos bastante cómicos). Altamente recomendable y reivindica a uno de mis directores más odiados por su farsa de decir que la vida es bella en una película donde demuestra que no lo es.

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El punto es, porque siempre debe existir un punto, que no es posible dar interpretaciones a los actos del otro. Siempre será desconocida esa "otredad" en la que el otro incurre por el simple hecho de tener una conciencia propia. Y sin embargo, constantemente cargamos de significados las acciones y palabras de los demás, como si de verdad fuésemos capaces de comprender y de entender.

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