4.12.06

En la sombra estaban sus ojos

Recuento posmodernista de un fin de semana bastante común... pero largo.

El jueves después de un pedazo de altamar llegó la tan ansiada hora de salida. Llegando a la casa recibí llamada de R y G, con quienes me fui a cenar al Applebees más cercano. Ahí estaba Roomiedelmal con Emilia - de quien ya hemos dicho con antelación que es muy linda y se parece a mí -, ahí cené lo más rápido que pude y luego fui a casa de La Santa Patrona, quien me esperaba junto con Cintly para salir. Como hacía un frío de los mil diablos, nos fuimos primero al café Paraíso, donde la música no nos dejaba platicar y el servicio no estuvo tan acá... finalmente cedimos al influyo de la baratez y nos enfilamos al ya por todos conocido antro donde venden las chelas a cinco pesitos. Ahí nos dio la una y media de la mañana esuchando como un grupo en vivo trataba de hacer covers de Cranberries, Chumawamba y The Cardigans.
Saliendo del estacionamiento nos detuvo una patrulla y nos exigieron documentos, aliento y mordida, no necesariamente en ese orden. Como mi pobreza es absoluta, LaSantaPatrona y Cintly se hicieron cargo de la ilegalidad y yo a cambio prometí invitarlas a desayunar a donde quisieran al día siguiente.
El viernes en la mañana puse el despertador a las ocho. Como mi despertador es un "radiodespertadoralarmarelojteléfono" y estaba en alguna estación de radio que gusta de pasar un programa noticioso por la mañana, entre sueños alcancé a oír gritos, silbatos y golpes, así que me desperté con la seguridad del golpe de estado, asustadísima y casi brinco a esconderme debajo de la cama, cuando por fin intermino la voz del locutor y me informó que no había mayor problema. Era cuestión de unos minutos en los que el PRD tomó los accesos para impedir la entrada de los diputados del PRI, entre otros. Al final sí se pudo y LaSanta, Cintly y yo nos fuimos a desayunar felizmente.
De ahí llevamos a Cintly a la central y yo me fui a la casa a picarme un ojo hasta nuevo aviso. Llegando R, G y Roomiedelmal fuimos a plaza a comer, establecer comparativos de precio para las compras navideñas y en general perder el tiempo. Luego compramos una botella de ron sabor a coco, muchos litros de jugo de piña y nos dedicamos a quitarnos el frío en casa de mi ex roomate.
El sábado no fue de gran avance, descubrí para mi tristeza, que tenía 90 pesos para pasar el fin de semana: así que compré medio litro de leche, unos roles de canela, un paquete de tortillas y una sopa instantánea para acampar el fin. Descubrí que si hacía una comida a las 11 de la mañana y otra a las 5 de la tarde, no tenía que desayunar y me la pasé dormida casi todo el día con la finalidad de engañar el hambre. No resultó. En la noche G y R me invitaron al Toks y fueron lo suficientemente amables para compartir sus sobras. No me fue mal, terminé comiendo algunas papitas fritas, pastel de queso y crepas de cajeta y nuez.
El domingo amaneció el día tan horrible que hubiera sido preferible no levantarse, para calentarme me puse a planchar un mundo de ropa, la cama incluída, a barrer, limpiar zapatos, etcétera. Mi ex roomate me mandó un mensaje diciéndome que ese frío nomás se podía quitar en un cuerpo a cuerpo, pero a mí me quedaron mis dudas. Finalmente llegó el lunes, que nos sorprendió enjaquecados de tanto nublado y noticias políticas. No avancé un ápice a las lecturas recomendadas del fin de semana y sólo nos queda esperar.
Dicen los rumores que mi compu llega hoy a Laredo. ¿Será? ¿Será? ¿Será?

No hay comentarios: