Total que me bajaba y decidía irme caminando de la Central de Autobuses del Norte al Tecnológico de Monterrey... Campus Monterrey, que casualmente estaba a dos calles de distancia. La escuela había cambiado muchísimo, y el pasto estaba muy seco. Yo no sé de calidades académicas, pero NINGUNA institución educativa que se respete puede darse el lujo de tener pasto seco en sus patios. En fin.
Andaba muy preocupada porque tenía que conseguir alojamiento y empecé a caminar en dirección a la Catedral Metropolitana (sólo que ya no estaba en el Zócalo, sino en una colonia de mi pueblo), cuando me encontré al Vlad.
Encontrarlo fue un alivio, nos subimos a un taxi y luego fuimos por LA amiga, que andaba también por ahí. Luego yo recordaba que una ex compañera de la maestría vivía en Polanco, así que decidimos ir hacia allá, pero resultó que estaba en una conferencia de Guadalupe Loaeza en la escuela. Nos regresamos a la escuela. Ahí le dije a Guadalupe Loaeza que era una gran admiradora de su obra, le pedí un autógrafo, perdí mi teléfono, pero al perder el teléfono perdía mi identidad. Así que ya no recordaba quienes eran ni Vlad ni LA amiga.
Los veía y me parecían remotamente familiares. Pero no sabía muy bien quienes eran, sin embargo yo sentía la necesidad de buscar a alguien más, así que los trepaba de nuevo al taxi y comenzábamos de nuevo el peregrinar buscando y buscando.
Y desperté.
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