No lo digo yo. Obvio. Lo dice Amelie Nothomb (si no la han leído, remédienlo en este instante) y yo simplemente creo que tiene razón. El amor, ese sentimiento tan ampliamente difundido en occidente, tan estandarizado que nos atrevemos a opinar sobre él y a clasificarlo como "real" y "no real", como "intenso" y "profundo" y a dotarlo de cualidades que lo encuadren, definan, expliquen: extirparlo de nuestro sistema y tratar de entender el componente químico, la mezcla de emociones y hormonas, y sin embargo, consigue eludirnos.
Ahí donde racionalmente decimos: "yo ya no quiero esto", el amor aparece triunfante y nos dice "ni madres". Explica la locura, el desvarío, la obsesión, los celos y la entrega total. Nos lleva al soliloquio cansino, al tema con el que aburrimos a propios y a extraños. Un día, le dije a @de_efe_salerosa que yo he dicho "te amo" por años, en respuesta a su tweet. Y he aquí, que el amor es la mejor venganza: aniquila odios, rencores, nos traiciona a nosotros mismos.
SPOILER ALERT: INCEPTION
Cobb no puede dejar ir a Mal. El recuerdo que él mismo tiene de ella, habita en su subconsciente. Sabotea sus planes, aparece donde no debe estar, le traiciona constantemente. En cierto momento, él debe decidir entre ir tras ese recuerdo que él tiene de ella o no. El dilema se resuelve magistralmente (o a mí me lo parece así): el mejor recuerdo que él pueda forjar de ella, no es sino una sombra de lo que en realidad fue.
SPOILER ALERT: INCEPTION
Creo que de alguna forma todos lo sabemos. Durante años, soñé con una persona. En mis sueños, él me decía que aún me quería, tratábamos de escapar de situaciones donde esa realidad que yo aceptaba conscientemente, no existía. Cada amanecer era una derrota ante mí misma: era decepcionante abrir los ojos a un mundo donde él no estaba y era aberrante saber que esa noche al cerrarlos, volvería a estar, saber que aunque el mundo entero me sacudía día a día con un "no", bastaba un descuido para que mi mente dijera "sí".
El viernes en la noche hablaba con esta persona y le confesé que borré mi cuenta de Facebook un tiempo porque su perfil no tenía los niveles de privacidad requeridos por mi sanidad mental. Me dijo que era porque yo lo odiaba en ese entonces. Y no. Simplemente saber que él existía en un mundo del que yo no formaba parte era demasiado doloroso. Después de ver fotos de él, averiguar algún detalle nuevo sobre su vida privada (ya sin mí) me llevaba a ciclos nuevos de sueños. Estábamos en casa de sus papás y yo lo veía irse con su esposa, de pronto abría la puerta de mi recámara y ahí estaba él, caminaba yo por una calle cuando lo veía venir. Tenía que encontrar la forma de silenciar esa parte de mí que clamaba por su presencia a todas horas. Lo único que se me ocurría era evitar saber de él a fin de apresurar el olvido.
El razonamiento era el mismo. Nada de lo que yo pudiera soñar podría ser jamás tan satisfactorio como había sido el tiempo que nos tocó vivir juntos, por eso tenía que dejarlo ir. Ese aferrarte a los que han partido, cuando sólo cuentas con tu mente para tenerlos cerca es una aberración: los destruyes, les robas su esencia y jamás puedes recrearlos tan perfectos como son. Por eso los silencios, por eso la distancia. Ya lo dijo Jaime Sabines: me receto tiempo, abstinencia, soledad.
Tienes que dejar ir, por justicia, porque si no, el amor te deslava, te desvanece, te traiciona continuamente y te hace soñar, sueños que te están prohibidos.
2 comentarios:
Aún sueño con mi amor de la prepa, una persona que no existe ya. Engordó 100 kilos (poco menos ja!) ahora se rapa, se viste distinto, ya no somos amigos. Pero en sueños sigo conviviendo y queriendo a esa persona que amé en la prepa, creo que sueño con él cuando quiero ir a un lugar "seguro y feliz".
Yo soñaba con él porque no podía aceptar que se casó con otra. Al final lo acepté y dejé de soñar con eso.
A veces sueño con él, pero es por cuestiones muy palpables, ya no es como antes que hasta me daba horror acostarme.
Publicar un comentario