7.6.10

Hanon: Ejercicio 5.

Es extraño como encuentran los recuerdos el camino hacia la conciencia. El agua caía tibia en la ducha y la imagen de sus viejos caseros vino a su mente. Un matrimonio entrado en años, cuya visión del mundo era más bien anticuada y sus atenciones rayaban en la constante intromisión. El señor, un contador jubilado de una compañía de seguros, subió a dejarle el recibo de la luz. La tarde estaba nublada, pero el calor era insoportable. Ella estaba sentada en una de las mecedoras de la terraza y él se sentó a su lado y le ofreció un pañuelo.

El pañuelo le pareció anacrónico: era de una tela suave y desgastada, café a cuadros blancos. Se secó las lágrimas y tomó el recibo, con la misma fingida y patética dignidad de los que saben que están a punto de derrumbarse sin poder evitarlo. Le dijo que al día siguiente le daría el dinero, sus compañeras de casa todavía no habían llegado del trabajo y ella no tenía suficiente efectivo en la casa.

"Yo sé que usted lo quería mucho y que si le hubiera pedido casarse con él, habría saltado desde aquí de pura felicidad... pero él no la quería y uno no debe persistir queriendo a quien no nos ama. Eso sólo lo hacen los tontos."

El agua seguía cayendo en la ducha. Las palabras del viejo casero seguían resonando en su mente. Le pareció a un tiempo tan lejano y tan real ese momento. Las tardes vacías tratando de entender que era lo que había pasado, el silencio de esas noches en que se tapaba la boca con la almohada para poder llorar en paz. El aire caliente entrando por las ventanas abiertas en una ciudad de la que se negaba a irse porque ahí vivía la persona que ella quería.

Recordaba el pañuelo desgastado, los ojos viejos de su casero. Y de pronto quiso llorar... y de pronto se sintió igual de impotente que años atrás y sintió miedo de volver a querer, de volver a estar vulnerable y cerró sus ojos para cerrarse sobre sí misma y se prometió no ser tonta otra vez y no dejar que sus lágrimas la condujeran nuevamente hacia la nada.

Pero el recuerdo es también el olvido. El agua siguió cayendo, terminó la ducha, se arregló, salió del cuarto de baño y cinco minutos después mientras corría de un lado a otro buscando su ropa, los cosméticos, las llaves para salir de la casa lo había olvidado todo.

Llegó a la iglesia tranquilamente, se paró en el atrio a revisar su atuendo: adentro sus amigos estaban a punto de casarse. Y ella olvidó también, u omitió recordar que esa iglesia con la que alguna vez soñó años atrás.

U2 - Stuck in a moment.

1 comentario:

Campanula dijo...

Que bonito, tu siempre escribes bonito.
:)