No hay nada más cliché que hablar sobre el clima... salvo ser protagonista de una novela victoriana y hablar del clima con el señor Darcy.
Y sin embargo el mal humor me invade. En primera porque no soy protagonista de una novela victoriana y no hay nada parecido a un apuesto y orgulloso heredero británico de noble cuna en mi vida y en segunda porque lleva tres días tres lloviendo en lo que mis maestras de primaria me insistieron que era el semidesierto.
Supongo que esta es la parte "semi" o es el calentamiento global o siempre ha sido así y sólo soy una quejica.
Sniff.
Sniff.
El frío me recuerda la primaria. Me recuerda mis mitones de payasito con ojos de crucita y pelito anaranjado que mordía. De niña tuve una fijación oral totalmente freudiana: mordía los mitones, los lápices, los cordones de las chamarras, los pies de las muñecas, me comía las últimas hojas de los cuadernos, el cuello de la blusa, las bolitas para el pelo, el borde de la cobija. Prácticamente todo a mi alrededor estaba marcado por las huellas de mis dientes de leche.
La primaria me recuerda la Pepsi tamaño infantil cuya base golpeábamos con monedas de cien pesos (el equivalente a diez centavos de hoy) que orgullosamente portaban la efigie de Venustiano Carranza, hasta que el gas hacía que se derramaran. El ganador era obviamente aquel que conseguía derramar su refresco más rápido.
La Pepsi tamaño infantil me recuerda la gelatina de uva que mi mamá me ponía de lonche, junto con un sándwich de crema de cacahuate y mermelada de fresa en pan integral. Mismo que regresaba intacto a la casa. La gelatina de uva la cambiaba por una Pepsi tamaño infantil o por unos churritos con salsa "San Luis".
El frío me recuerda mi infancia, porque cuando eres pequeñita el frío parece ser todo un tema para las mamás y papás... te arropan, te prohiben levantarte descalza de la cama y te dan de beber toda suerte de cosas infectas creadoras de natas: desde leche caliente hasta atoles varios. Guac.
2 comentarios:
Pos ni modo que un Cognac! :P
La lluvia me gustaba de niño, por que justo al terminar sacabamos nuestros barquitos de papel de cuadro grande y metíamos las patas en las aguas turbias que corriían con sus jorobillas varias por las calles de adoquin y tierra. Pero o las reumas son cabronas o el agua estaba menos fría antes.
Al Gore es puto. He dicho
Pos deberían. Bueno, la verdad es que mi mamá si me ofertaba alcohol cuando yo era pequeñita.
Pero ñé.
El problema aquí es que la lluvia no termina. Malditensen.
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