Fui al psicólogo. Debo analizar concienzudamente los whereabouts de mis defectos personales.
Pero no tengo.
Tarán.
Oquéi, sí tengo. Pero psssss, son mis defectos y los quiero y son tan bonitos que en el fondo son adorables, soy como esas piezas de alfarería que contienen la etiqueta de "esta pieza está hecha a mano, las irregularidades en su terminado son parte de su forma de ser y deben considerarse como únicas".
Analicemos un defecto a la vez.
Soy desidiosa y olvidadiza.
Llevo dos semanas cargando las placas nuevas sin decidirme a ponerlas, mi ropa dura meses en la tintorería. Puedo perfectamente recordar las veces que he hecho algo a la primera y sin titubear. Olvido lo que me dice la gente antes de que terminen la oración. Generalmente ando pensando en algo más, que a su vez olvido. Una vez le llamé cinco veces consecutivas a un amigo por el nombre de mi ex novio. No conseguía recordar su nombre.
No consigo obligarme a guardar mi ropa una vez que la quito, me pregunto porque no se puede quedar tirada en el suelo de mi recámara si tan sólo yo la veré. Odio tender la cama, y sólo extiendo las cobijas. Cambio las sábanas cada mes, cuando como algo en mi casa me limpio la punta de los dedos con los bajos del pantalón y me acuerdo de tomarme el café que me preparé en la mañana como a las 12 del día.
Me recuerdo a aquél cronopio que buscaba la llave en la mesita de noche, la mesita de noche en la recámara, la recámara en la casa, la casa en la calle... pero ahí se detenía porque necesitaba la llave para salir a la calle.
1 comentario:
quizá estás pensando en algo más importante, para qué desperdiciar el tiempo pensando en burdas actividades cotianas, ya bastante tedioso es vivirlas...
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