Post personalísimo

A veces, me pregunto porque terminé con Ismael. Pienso que debe existir un punto medio en la respuesta entre mi versión de que él sufría de celotipia y la suya de que yo era una dramática sin remedio. O cualquier cosa quie hubiera pensado sobre mí, pues al final, las cosas terminaron tan abiertamente mal que no tuve oportunidad de preguntárselo.

No obstante, es cierto que las relaciones terminan por pequeños detalles que se van acumulando. Ismael solía decirme que necesitaba decir siempre lo que me molestara y no callármelo. Por mi parte, yo venía de una tradición de controlar mis emociones y no admitir abiertamente lo que me causaba molestia hasta que fuera intolerable la situación. La receta perfecta para una sarta de reclamos bimensual que terminaba por no tener ni pies ni cabeza: yeiiii.

Al final fueron todas esas peles inconclusas, todas esas llamadas de atención inútiles, la pérdida de ls cosas buenas que podríamos haber compartido en favor de las malas. Lo entiendo ahora, no fue estrepitosamente responsabilidad de alguno de los dos, fue un desgaste constante, casi imperceptible del cariño que nos teníamos. De ese cariño que se fue perdiendo en pos de sueños que cada vez nos alejaban más al uno del otro y claro, la falta de un plan en común. Éramos un muto "mientras tanto" y todos los "mientras tanto" son temporales. Afortunamente.

No entendía porque las relaciones entre las personas que se quieren terminan. Ciertamente, sabía que la mía con Ismael se terminó y que fue sumamente doloroso, más aún perder la idea de "la persona que quieres" y aceptar, sí, que el amor nunca es suficiente. Menos cuando el amor se acabó y quedó sólo la costumbre y la idea del amor, pero hacía tanto que se había terminado, tantas pequeñas cosas que se habían perdido que al final constituían una suerte de absimo entre los dos.

Hace tiempo quise hablarle por teléfono y decirle que sentía mucho que ni siquiera hubiéramos conservado la amistad o el respeto por el recuerdo del otro. Luego pensé que tampoco tenía mucho sentido. Es bueno haber perdido al Innombrable y comprender que sólo fue una relación más, no en el sentio de "un hombre más en la lista", sino en el sentido de que me enriqueció quererlo tanto, pero en el dejar de quererlo, aprendí lecciones valiosas y supe, por primera vez lo que era querer a alguien con toda tu alma, y ahora veo que se puede perder por no saber decir "lo siento", por no tener un rumbo, por no alimentar el cariño.

Tenemos esa percepción equivocada de que debemos siempre ser fríos y no dejarnos dominar por nuestras emociones, mostrarnos más fuertes que el otro, menos enamorados, indiferentes y no es así. Hay que alimentar los momentos de la relación, sin ser melosos, sin ahogar, pero continuamente. Or so I think.

En cualquier caso, el amor es un salto al vacío.