8.7.08

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El 11 de julio es un día remarcablemente importante para mí, principalmente porque es mi cumpleaños. Y porque hace dos años Thom Yorke lanzó su disco solista ese día. Y en algún tiempo lejano hubo algún eclipse total de sol. Lo malo, es que además de ser día de San Benito Abad, la humanidad en su conjunto está muy pendiente del hecho lanzando pequeños gritos de felicidad anorgásmica porque lanzarán el iPhone. Y claro, es lindo, sí que lo es. Mi demandante trabajo me obliga a cambiar mi muy fiel y querido Nokia No-sé-que-número por un smartphone. Nótese que dije smartphone y no iPhone. ¿Ok?

Y claro, que esto no es un blog de tecnología y jamás pretendería serlo. Yo sólo sé que las Mac son más lindas, que uso windows porque mi iPod está formateado en windows y eso me hizo pensar en que perdería toda la música (no tenía el respaldo entonces) si compraba una Mac y la decisión fue tomada. Así, tranquilamente. Sí, también tuve un iPod antes que una computadora personal y no, no lo compré.

El problema básico es mi codez. Porque si no fuera por mi codez, queridos todos, yo estaría ya muy feliz con mi Nokia N95 y el mundo me parecería un lugar menos sombrío. Pero como no estoy dispuesta a desembolsar 5,000 pesos más el plan mensual, debo considerar las opciones normales. ¿Qué es mejor? ¿Un iPhone? Es más lindo, seguro. Nadie lo dudaría, pero quizá sería como ese guapísimo hombre descerebrado que al final prefieres dejar ir porque no te sirve. ¿Y si sí sirve? En esta era de consumismo estamos obligados a un nivel subconsciente a buscar lo mejor, ante la multitud de opciones nos volvemos víctimas de nuestro deseo de lo mejor. ¿Y qué es eso? En un mundo corporativo sería una Blackberry, sin duda. And i live in a corporate world. Más o menos.

En la mañana escuchaba el noticiero y entrevistaban a algún par de personas de Iusacell y el Tec de Monterrey. Ahora les darán Blackberries a sus alumnos. Lo que me hizo pensar, que quizá sí debería de aprovechar las herramientas de un mundo moderno en lugar de andar de arriba para abajo con una libreta y dos agendas (la mía y la de mi jefe). Yo sugiero que mejor todos hagan una donación y cooperen para que me pueda comprar mi N95 y así todos seamos más felices y más productivos.

Una sentida disculpa a Lilián por el tema tan traído y llevado.

3 comentarios:

Lilián dijo...

No tienes por qué disculparte. Está bueno que de vez en cuando haya gente que externe filosóficamente sus quejas respecto al iPhone y otras mamadas.

Raro, porque me encanta Apple, y uno pensaría que le sería fiel a la marca. Pero, ¡por favor!, en mi caso sólo necesito un celular donde pueda llamar y ser llamada.







Muerte al corporativismo.

Anónimo dijo...

yo despues de casi un año de meditarlo...al fin cambie de mi motorola V60i por un Nokia N95.....valio la pena

Triquis dijo...

Yo soy antitecnológica, no porque no me guste la tecnología sino porque la tecnología no me quiere. Para mí cualquier celular está bien, mientras me sirva para llamar, oír música y dar uno que otro moquetazo...mi sony walkman w200 cumple con todo eso, sobre todo lo de los moquetazos.

Saludos.