Para los que viven en la capital de la república, la aristocracia de pueblo, es un fenómeno poco conocido. Si bien, cada ciudad a lo largo y ancho del orbe tiene su propia élite de poderosos, ricos y famosos, hay ciudades en que ese círculo está tan bien delimitado por Bentleys, Rolls Royce o monopolios (te estoy viendo Slim) que a nadie le queda duda de que no sólo parece influyentes, sino que lo son. Los aristócratas de pueblo, en cambio, sueñan con aparecer en el ¡Hola!, Quien, o Caras (estos dos últimos, los cátalogos indispensables para los secuestradores en nuestro país) y se precian de sus largos y arcaicos apellidos, como si tal cosa.
La aristocracia de rancho, se precia de haber tenido haciendas en épocas de Don Porfirio, o de haber departido (ellos siempre departen, nunca están simplemente) en la Plaza México, sentados junto a María y Agustín (risas del público). Hablan francés - claro -, y cuando se refieren a otros miembros de su "selecto" grupo siempre tienen que citar al menos uno de los apellidos y una referencia de tiempos pre-diluvianos "Y ahí estaban Cuquis del Real y Don Juan De La Campa y Cos, de Los Campa y Cos de Villavicencio" ... ¿de qué? Tienen su propio código establecido de valores: si hueles a naftalina +2, si tu abuelo tuvo un Ford (Modelo T) +3, si en la casa familiar hay varias pinturas virreinales +4, si la fortuna familiar equivale a un par de fincas viejas en el centro y un apellido con resonancias extranjeras +1200.
Cuando conoces a uno de estos pintorescos personajes, te miran de arriba a abajo y se ajustan las gafas para preguntarte "¿Blanco? De los Blanco Blanco?" Y uno siente unas ganas tremendas de responder "No, de los Blanco percudidos". En seguida te preguntarán a donde fuiste a la primaria, si conoces a los hijos ________ y ________ a quienes, en efecto (dado que el pueblo es chico) tienes el disgusto de conocer, pero que prefieres negar, por miedo a que enseguida te pregunten que opinas de ellos y tengas que responder con que son unos imbéciles rematados. El aristócrata venido a menos, tiene una expresión de perpetuo desdén en su rostro, como si el mundo no lo mereciera, asiste a misa de 7:00 p.m. en el templo de moda, y se queda a saludar al señor obispo en la mano, a invitarle unas galletas con café y a hablar de los buenos tiempos. Piden trato preferencial en el banco, aunque tienen poco dinero, pero el gerentillo aún se espanta cuando se presentan precediendo su nombre de Dones y títulos inexistentes. No hacen filas y desprecian al pueblo en general. En mi experiencia tienen una ortografía terrible por haber estudiado en colegios de monjas analfabetas, pero las mujeres bordan divinamente y ponen toda la cuchillería en la mesa, aún y cuando sólo sirven de comer sopa de fideos rebajada con agua y pan duro.
El sueño de los descendientes varones es casar con alguna mujer rica que quiera subir socialmente (risas del público) y la de las mujeres, que uno de los dos ricos del pueblo que aún tienen dinero se fije en ellas. Para las que no lo logran, hay toda una tradición de importar franceses y españoles arruinados, que si bien, no le darán riquezas a la familia, al menos serán un lindo trofeo que exponer en los bailes de sociedad (reducidos al debut de las quinceañeras en un baile de club Rotario) y cuyo apellido sea impronunciable. Lo que no saben, ni unos ni otros, es que según mi abuela sólo hay dos clases de abolengo: el que es y el que no.
4 comentarios:
Me encanta cómo escribes... Excelente narrativa, casi casi pude ver las escenas que describes y en efecto, así son las tradiciones de nuestra "sociedad". Felicidades de nuevo...! En cuanto llegue zmx80 nos vamos a las quince va?
¡Gracias! =)
Iremos a las 15, seguro. Un abrazo.
En realidad el abolengo no es, ni existe. Tanta valía tiene apellidarse Pérez López que López del Bosque. Más bien es una actitud de vida, o al menos, considerando que la gente "de abolengo" que he conocido no tiene ni dinero, cultura o valía personal, pienso que su único mérito es hacerle creer a los demás que lo tienen.
En la casa materna conocemos a esa gente como la artistocracia del tubo, (y en Sanwichito abundan)... Don XYZ tuvo haciendas en sabedonde, Don PQR tuvo la casa deonde ahora es el cafe de tal (sí, en el centro)...
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Por un momento pensé que hablabas de San Luis, de hecho, pero luego me di cuenta qeu no por que aquí ser Rotario... NO es de abolengo, faltaba más, que dirán los Meade y el Padre Peñalosa... **Inserte repetidas santiguaciones**
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