Todos conocemos a uno, aunque los hay en varios tipos y colores. El aleccionador parte de la premisa de que es mejor que tú. No importa si él es un adicto al SMS o un importante crítico de cine: es mejor y su deber es hacértelo saber, pero por tu bien.
Las mamás pertenecen a esta categoría, pero por cuestiones biológicas. Aunque la mención de las progenitoras ya debe irles poniendo en guardia sobre la clase de comentarios que se la vive haciendo.
A la madre uno le permite que le reconvenga sobre el uso del blanqueador la hora de llegada o los programas de televisión que uno ve, porque es la madre, porque si no, se nos pone sentimental y porque en el fondo, muy en el fondo, sabemos que esa insistencia en el orden de nuestro cuarto esconde un miedo justificado de que nos coman las arañas si nos deja ser nosotros mismos.
Pero ¿el aleccionador? El aleccionador sólo se mueve por su inminente deseo de ser superior y de vivir en un mundo rodeado de seres perfectos como él. Aunque sea adorador de Barney o fanático sin remedio de "El Compayito". Su pequeña y fragmentada visión del mundo es la única verdadera y valiosa, cualquier divergencia será calificada como traición a la patria en el peor de los casos o como supina ignorancia en el mejor de todos. Y como pequeños víctimarios de un pobre entendimiento se toma como su labor personal corregir el rumbo de nuestra herética existencia. Y no es sutil. Para nada.
Los primeros 5 mails del día son de él, nos manda varias cadenas (el aleccionador, además, desconoce el uso de la copia oculta, o en caso de conocerlo, lo omite para que veamos que se toma su labor de transformador social realmente en serio y que además de a nosotros, le ha mandado la misma porquería a otros 50 incautos) en las que se expone desde su visión religiosa hasta la política, criticando todo aquello que piensa que está mal en la sociedad, desde las mujeres que no saben que son como manzanas (las primeras en agarrar marido son las podridas), o al uso del desodorante y su relación con el cáncer de seno.
Claro, que el aleccionador si vota por la izquierda seguro también maneja un auto Toyota del último año, si pide que cuides nuestro planeta, dos o tres veces por semana compra al menos un par de botellas de agua, porque piensa, ilusamente que sus mails, han convencido a la humanidad en su conjunto de reciclar todo el PET. Que si te pide que no uses desodorante porque favorece el cáncer de seno, tiene más de dos años sin hacerse la mastografía, no hace ejercicio y fuma como presidiario.
Pero eso no importa, porque el aleccionador no clama por la congruencia, sino por la intolerancia hacia a todo lo que sea diferente. Y lo hace de forma masiva, para que todos, siempre, sepan que es él, el único con el derecho a opinar.
3 comentarios:
muy bonito post.
creo que soy un aleccionador pero leve, leve.
saludos.
Dicen que todos llevamos un aleccionador por dentro, se sienta alado del naco que todos llevamos dentro y atrás del niño que todos llevamos dentro.....eso dicen.....
A mí el aleccionador no me molesta, lo que me molestan son las incongruencias, si me quieres educar, edúcame con el ejemplo como bien dice mi padre. jaj Un aleccionador natural, como bien has mencionado.
Lo voy a enmarcar para ponerlo en la oficina. Excelente, ALECCIONADOR!! XD
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