Ayer fui al MARCO a escuchar una conferencia dictada por una doctora en historia del arte sobre la obra de Claudio Bravo. Hubo bastantes comparaciones (unas obvias, otras no) entre los cuadros en exhibición y los de los maestros que influenciaron al pintor: se le comparó con Dalí, Caravaggio, Velázquez y David (entre otros), se exploraron piezas que a mí parecer tenían más tintes humorísticos (Dadá y Cámara Fotográfico) y como de costumbre, no faltó el invitado que necesitaba demostrarle al resto de los invitados que estaba familiarizado con la obra de Pröust, de Chagall y de Matisse. Como lo dijo Dietrich Schwanitz en su libro "La Cultura", el juego es básicamente poder citar dos o tres nombres grandes y establecer paralelismos en los ámbitos que le son desconocidos a los demás.
Así uno siempre puede irse por el tema que conoce y cuidar mucho de no ahondar demasiado en generalizaciones innecesarias, o terminarás diciendo una barbaridad mayúscula y en el peor de los casos hablando de futbol y farándula.
Tengo posiciones encontradas, estoy consciente de que la cultura no es para todos, y no esperaría jamás introducir mi nariz en alguna discusión sobre dialéctica socrática aplicada al análisis de las figuras eróticas de la poesía de Santa Teresa de Ávila y su influencia en la obra poética árabe contemporánea. Porque sinceramente la pura mención de tantas cosas me da flojera. No obstante, no me gustaría vivir alejada de la estética como un valor (y no hablo de los gays que trabajan de peluqueros). Me gusta encontrar belleza para descansar la mirada y me gusta infinitamente ir a los museos. Me dan paz. Me permiten respirar cuando siento que se me acaba el tiempo, cuando pienso que ya no hay más opción que decir adiós a tantos momentos y a tanta gente. Que tengo que decidir si me voy a Zacatecas o si me quedo aquí.
Era suave aquel incienso de olor a eternidad
Oh, mayo, mayo... era bueno, ¿verdad?
Era grande aquel imperio de amor y libertad
oh, mayo, mayo... era fuerte, ¿verdad?
El tiempo pasa y me enamora
el tiempo pasa, arrasa quema y deteriora
el viento calla, ¿por qué?
Y en un momento todo olvido me devora.
No soy el héroe que dio sus alas y se puso a volar
Mayo no lo entiendes, no te mientas y mírame
No soy la isla que tu fantasía quiso imaginar
Mayo ciego escucha, mayo roto convéncete...
En mayo me voy... y perderé imperios, soberbia y fantasía.
Mayo: Miguel Bosé
No hay comentarios:
Publicar un comentario