30.10.06

Ausencia total y fines prácticos

El viernes me le escabullí a la realidad aproximadamente a las 10 de la noche. Claro, primero fuimos al aeropuerto a dejar que se fueran los que estimamos, en la espera de que volviesen (y sí, volvió con una hija preciosa: bienvenidas); de ahí bebimos cebada en presentación obscura de 355 ml (una promoción, como se llaman ahora que la ley de alcoholes prohíbe el dos por uno) y luego me escabullí con todo y mantita hasta el Barrio Antiguo.


Amanecí en casa de La Santa Patrona, comprobamos que los dioses son benéficos con las poetas empobrecidas y que los buenos espíritus depositaron el dinero del sueldo mensual en la noche, así que para celebrarlo consumimos tacos y sangría. Llegué a la casa paliducha y sin muchas ganas de ver el mundo, el viernes me había parecido excesivamente vacío y triste. Así que después de 20 minutos de reflexión sobre el patético rumbo de mi vida, me vi echando ropa a la lavadora y tomando "La Vida sin Pixie" en mis manos.

El celular comenzó su cantaleta interminable: "vamos a comer", "vamos a cenar", "vamos a picarnos un ojo". Hice mutis total y decidí que no estaba para llamadas, mensajes, pajas mentales y me fui a dormir a las 4 de la tarde. Desperté a las nueve de la noche, terminé de leer el librito simpático y a las 11 comprobé que no hay nada relevante en el televisor. Vi el celular: 4 llamadas perdidas y revisé mi voice mail. Nuevos mensajes, nuevas invitaciones a llenarnos del mismo vacío de cada fin de semana. Mejor me pico un ojo. Y me dormí. Plácidamente.

Desperté a las 8 de la mañana (del viejo horario), y me quedé pensando que era inmensamente feliz sin novio/madre/amigas/roomates/amigos/compañeros-de-oficina/conocidos/vendedores-ambulantes/pasajeros/coincidentes/etc., que interrumpieran mi paz. Sagrada paz. Y me pregunté, cuándo te casas, ¿cómo le haces saber al interfecto que no quieres saber nada de él en las siguientes 24 horas? El problema del matrimonio no es que sea para siempre, digo, todos sabemos que el divorcio es inminente y que en el peor de los casos, puedes optar por sólo separarte, vivir juntos o lo que sea. Sólo tengo una madre. Cuando ella se vaya no tendré nada, espero (porque vamos, en el fondo también soy una mujercilla) tener un marido/novio/amante/concubino y tener mi final feliz. No me preocupa, que a mi madre la puedo mandar por un tubo y decirle "no estoy este fin de semana" y me seguirá queriendo infinitamente. Me preocupa por lo tanto, que al interfecto no le puedes decir eso. Porque quizá regreses de tu siesta de 17 horas (ok, me levanté a las 10, no a las 8) y ya no esté ahí. ¿Ah verdad?
Finalmente tú tampoco tienes la obligación de estar ahí.

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