De acuerdo con la RAE es una "discusión larga y reiterada". O sea, es hablar una y otra vez de lo mismo sin llegar a algún lugar claro. Añadamos que sucita que tanto los partidarios de A como de B se rasguen las vestiduras y no acepten puntos favorables en los argumentos del "enemigo". Así, se puede sucitar controversia por temas como el aborto, la eutanasia, la superioridad racial de ciertos grupos étnicos, o el sabor preferido del cereal. Todo es cuestión de defender el punto con el grado adecuado de fanatismo y sostener que nuestra posición es moralmente superior no-matter-what.
Y es que hay temas que son por demás adecuados para sostener controversia: véase los diputados del PAN y PRD que siempre encuentran algo para darle en la torre a todos los demás y luego que invitan a toda la ciudadanía a opinar se paran de pestañas señalando las fallas en la mayéutica empleada para llegar a cualesquiera conclusiones opuestas a su fin inicial. Sería ideal iniciar una controversia sobre el color del cielo o sobre lo maravilloso que es perder la noción del tiempo en los brazos de tu bien amado.
En alguna ocasión, alguien me dijo que si tenías la mente demasiado abierta corrías el peligro de que se te cayera el cerebro. Me pareció jocoso. Supongo que se me ha cerrado un poco, pero considero que en este país les gusta más arreglar los síntomas que ver los problemas de raíz, tenemos por decirlo de algún modo asambleístas "aspirineros" y partidarios del "curita" legislativo. Me los imagino en alguna sala subterránea de San Lázaro urdiendo planes macabros para dar soluciones superficiales y bastante carntes de lógica para problemas que ni siquiera alcanzan a comprender.
El problema no es el aborto (y con mi más sentida disculpa a los católicos exacerbados que polulan por aquí y por allá, aunque no fuera pecado seguiría estando mal porque es un asesinato), el problema es la falta de valores en la sociedad, el "no importa, no creo que pase nada", el "ándale, nomás poquito". La inmediatez con que buscamos la recompensa y lo poco preparados que estamos como sociedad a hacerle frente a las consecuencias de nuestros actos. Ergo, el aborto es legal y lo que sigue es un sinfín de cogidas tranquilas y un montón de cirugías ilegales y legales que seguirán teniendo lugar en todo el país (no sólo en el DF) y luego nos vendrá digamos, un problema de enfermedades de transmisión sexual, o peor.
De ahí a que se pongan de nick "legalizaron el asesinato, ¿qué sigue?", hay dos o tres mundos de diferencia. Me importa un bledo si alguien va y bota a su propio hijo al cacharro de la basura, me preocupa no obstante, la sociedad que ha aprendido a aplaudirlo y verlo como algo normal. Sí, la mujer tiene derechos sobre su cuerpo y el primero de ellos es decidir con quien se acuesta y cuando.
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